Etérea es tu presencia
cuál fantasma del siglo pasado
marcas el tiempo con relojes cruzados.
Apareces y desapareces de mis días
como espectro de luz fragmentado.
Me resisto.
Tejo ilusiones con hilos de fantasía,
e imagino una vida que no es la mía.
Luego te esfumas como el viento
y comprendo.
Alcanzarte no es posible,
poseerte, un vano intento.
Y me quedo con un suspiro colgado del techo,
una caja repleta de besos
y un te quiero susurrado al silencio.
MGC
viernes, 5 de noviembre de 2010
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