jueves, 25 de diciembre de 2014

La estrella de navidad

LA ESTRELLA DE NAVIDAD
Escrito por Guadalupe Castellanos

Una noche en que los cielos estaban especialmente despejados, la madre Luna convocó a todas las estrellas del universo a una reunión. Era necesario elegir a una de ellas para una misión muy especial.
Todas las estrellas interesadas atendieron rápidamente el llamado de la luna y pronto comenzaron los comentarios.
-Yo soy muy grande.
-Yo tengo gran experiencia.
-Yo soy la primera en aparecer junto a Venus.
-Y yo siempre estoy cerca de Luna.
Muy atrás, escuchando todo, se encontraba una estrellita joven y pequeña que, soñando en poder servir a Luna, se había presentado a la reunión.
-¿Qué haces aquí? –le preguntó una estrella mayor con voz desagradable-tu eres pequeña e insignificante no puedes pretender hacer esta misión. Anda y crece un poco más antes de ser tan atrevida.
Todas las demás estrellas rieron con ganas al observar la cara  asustada de la estrellita.
Cuando llegó su turno frente a Luna se sintió sobrecogida ante tanto esplendor y con humildad dijo:
-Luna, soy joven, pequeña e inexperta pero deseo poder ayudarla en lo que usted necesite.
Madre Luna sabía que había encontrado la estrella que necesitaba, porque solamente una estrella con corazón servicial podía ser la encargada de una tarea tan importante y especial.
La estrellita  tuvo la misión de brillar en el firmamento para guiar a los reyes magos hasta el pesebre. Y ahora, después de más de dos mil años, la recordamos poniéndola  arriba de nuestro árbol de navidad.

El mejor regalo ( cuento de navidad)

EL MEJOR REGALO

Escrito por Guadalupe Castellanos


El día de Navidad estaba cerca. Doña Cristina, con unos pocos ahorros que tenía, decidió comprar un regalo, uno muy especial. Se lo daría a la primera persona que encontrara en la calle para compartir la alegría de la época.
Decidió ir al almacén más cercano y buscar algo.
 ¡Todo se le antojaba!
El lugar resplandecía con guirnaldas, luces y adornos coloridos. Finalmente tomó algo que le pareció muy útil y hermoso, algo que ella siempre había deseado tener, pidió el mejor envoltorio que encontró y salió decidida a buscar a alguien para dárselo.
El portero del almacén fue al primero que vio.
-Tome buen hombre, ¡Feliz Navidad!-dijo con sonrisa franca.
El portero asombrado tomó el regalo. Pero después de un tiempo, sintiendo desbordante júbilo decidió dárselo a un señor muy serio que pasaba frente a él.
-Tome caballero, ¡Feliz Navidad!
Al señor con traje de ejecutivo le extraño mucho que un desconocido le diese un regalo, pero sintió como la alegría de la época le inundó el corazón y agradeció el buen gesto con una sonrisa.
Continuó caminando sintiéndose muy dichoso, tanto que decidió compartir su gozo con alguien más, así que le dio el presente a una  ancianita que estaba sentada en una banca del parque.
-¡Feliz Navidad! –dijo casi a gritos al darle el regalo e inmediatamente  pensó en visitar a su madre, pues se había dedicado a  trabajar mucho en su oficina  y no la veía desde hacía algún tiempo.
La anciana agradeció con una linda sonrisa, de esas que solo las ancianitas saben dar. Al poco rato regresó a su casa donde vivía con su hija.
-Toma hija, ¡Feliz Navidad!
-¡Mamá!-dijo asombrada-, ¿Dónde encontraste este regalo?
-Me lo dio un joven muy alegre mientras yo estaba en el parque.
Doña Cristina sonrió al tomar el regalo que ella misma había comprado temprano en la mañana y aprendió que la Navidad es época de compartir sonrisas, gozo y buenos deseos.