jueves, 15 de abril de 2010

El semáforo de ciudad Cristales.

¿Cuántos problemas nos ahorraríamos los seres humanos si aprendiéramos a vivir en armonía con los otros respetando la diversidad?

Y es que vivir en comunidad es aprendido. Se transmite de padres a hijos con el ejemplo, no hay otra forma.
Los maestros y maestras podemos hablar y hablar sobre el tema por horas, pero nunca lograríamos el impacto que un buen ejemplo alcanza, sin embargo, en una sociedad que corre cada vez más rápido y que olvida la esencia de su existir detrás de un vano afán por resaltar el "tener" sobre el "ser", se hace necesario y urgente inculcar en nuestras pequeñas generaciones valores de armonía, convivencia , respeto y aceptación del otro con sus cualidades y defectos.

"El semáforo de ciudad Cristales" presenta a los tres colores disputando su nivel de importancia al momento de dirigir el tráfico.
¿Cuál es realmente el más necesario e importante?
¿El rojo que detiene el tráfico?
¿El verde que da el paso?
¿El amarillo? ¿Realmente es necesario el amarillo?
¿Cuál de los tres debería de funcionar más tiempo y por qué?

Por medio del cuento fácilmente surge el debate, los niños y niñas dan sus razones, opinan y defienden sanamente sus puntos de vista.
Esa es la idea principal del libro, permitir la interacción y el respeto de ideas.

Cada color expone sus razones de existir y el porque debe ser el más importante, poco a poco van convenciendo a la audiencia con sus argumentos. Pero al final una gran lección les espera.
No pueden vivir separados, se necesitan, deben aprender a convivir, para crear una unidad que funciona por medio del respeto mutuo.

La vida es así. No podemos vivir solos y contra el mundo. Todos somos importantes, diferentes, complementos los unos de los otros.
Algo muy fácil de decir y tan difícil de ejecutar.

¿Pero que sería de este mundo si no existieran los que soñamos con cambiarlo?
Podemos vivir con armonía si nos lo proponemos, pero no es un esfuerzo aislado...necesito tu decisión de cambiar el mundo conmigo!



Noche de insomnio...

Generalmente las ideas acuden a mi de noche...mi mente trabaja a mil por hora cuando una imagen ronda mi cabeza cual abeja alrededor de una flor.
La imagen se instala fuertemente en mis pensamientos y comienza a revolotear por días hasta que se concretiza en un escrito.
Siempre me ha parecido un impulso obsesivo el crear una historia.
No puede ser a pausas, si comienzo a escribir, no paro hasta tener un producto de mi entera satisfacción, luego, por supuesto, pasa por varias revisiones, pero rara vez cambia la médula principal.

Por las noches suelo ser más productiva, a lo mejor es el silencio el que me invita a escribir...o la oscuridad...o simplemente la quietud de mis pensamientos.

Hoy es una noche de esas.

Suavemente quieta, inmensamente oscura, perfectamente inspiradora.

Y escribo...
Escribo sentimientos, esperanzas, valores, ilusiones y sinsabores; escribo con el único fin de compartir un pedacito de mi alma a todo aquel que quiera darle acogida...

Porque eso son mis cuentos: mi vida expresada en letras y dibujos!