Crecí siendo hija única, con un padre consentidor y una madre metódica. No fui a la universidad y fui entrenada para casarme y ser la reina del hogar. Se perfectamente como dar diez ordenes al mismo tiempo y revisar que todo esté en su lugar y exactamente como fue ordenado.
Manejo mayordomos, choferes, mucamas y niñeras con perfección y rigidez porque todo debe estar siempre impecable.
Logré casarme muy bien y tuve dos hijas, las cuales han heredado mi carácter. Lamentablemente quedé sola en la vida y tuve que emprender la búsqueda de un nuevo esposo que cumpliera mis requisitos económicos. No fue fácil, pero finalmente encontré a un rey viudo sentimental con una hija muy pequeña.
Todo estaba bien hasta que la niña creció, no sé por qué se comenzó a escuchar el rumor de que esta niña era más preciosa que cualquiera en el reino.
A mí no me afectó, tengo mi autoestima muy alta, pero por cualquier cosa decidí preguntarle a mi espejo mágico si esto era verdad.
Llevaba más de cuarenta años escuchando al espejo decir que yo era la más bella del lugar… cuando de pronto paso lo inimaginable.
¡Mi espejo me dijo que Blancanieves era más hermosa !
¿Se pueden imaginar lo que sentí?
Fue un gran dolor, no solamente emocional sino también físico, me dolía tanto el pecho que pensé que me daría un infarto.
¡No era posible, nadie puede ser mejor que yo!
Es por eso que me veo en la obligación de eliminar a Blancanieves sin que mi esposo actual se entere.
¿Qué otra cosa puedo hacer?
Si la mando a estudiar al extranjero seguirá siendo bella para mi espejo.
Si la caso para que engorde teniendo muchos hijos, siempre será bella en su interior.
No hay nada que pueda hacer ante esa belleza, la que se irradia desde el fondo del ser…
No tengo otra opción… Le pondré veneno a esta manzana.
martes, 30 de noviembre de 2010
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