Hace casi dos años, en medio de una revolución personal, sentada frente al mar encontré un pequeño almendro a mi lado, justo al borde de un gran muro de piedras.
Las ideas llegaron a mi mente en forma desordenada e intempestiva: no podrá crecer, está solo, no entiendo que hace allí, cómo llegó la semilla a este lado, no podrá aferrarse en la arena, el viento del mar lo golpea fuerte, el muro lo protege pero lo limita al mismo tiempo...
Me fui a casa con aquella imagen en mi mente investigué sobre los almendros y surgió el cuento "El muro y el almendro"
Un breve relato de lo que un pequeño árbol siente creciendo frente al mar y deseando con todas sus fuerzas ser alguien más y así poder descubrir qué hay detrás del muro que tiene a sus espaldas.
Desea ser roca, desea ser caracol, desea ser viento, pero no puede, es un almendro y una voz dentro de si mismo se lo recuerda constantemente.
¿Cuántas veces no hemos deseado ser alguien más?
Porque creemos que tiene más suerte, más riquezas, más carisma, cualidades que no tenemos o menos problemas...pero en realidad todo es simple apariencia.
Nada es totalmente fácil para nadie, cada quien lleva consigo sus propios fantasmas y dificultades.
El almendro lo comprende, encuentra su esencia perdida entre tanto vano esfuerzo por ser algo que nunca podrá ser, se acepta y aprende a amarse con sus limitaciones y sus cualidades...
Era el inicio de la inspiración que surgía de la propia búsqueda de mi esencia...buenos amigos con alma de artista dieron sus aportes: Hugo, Rodrigo y mi hermano Ricardo !gracias!
Ilustrado por Ricardo con bellos oleos "El almendro y el muro" espera pacientemente a ser publicado...ha cedido su puesto de primogénito a una pequeña latita de soda llamada Alissa, que pretende con timidez inculcar en los niños el valor del reciclaje y el no darse por vencido nunca.
Ambos hijos de una misma imaginación, ambos dirigidos a las almas más puras de este planeta: los niños y niñas. Para todos ellos mi dedicación diaria y mi amor.
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